Poema
María
Auxiliadora
Cuantas noches hilachudo
corre el viento
entrecorta sus agobios
y se abstiene del vacío de un beso.
He de mirar cómo se desborda
un estanque lleno de aire, que a tientas
aparenta una efímera simpleza,
pero en el fondo se descubren
esmeraldas y finas perlas.
No haremos pactos con el tiempo
el solo se limitará a permitir,
a absorber minutos testigos
venideros.
Es así como por decisión unánime
de la historia que es pasado,
la verdad in fraganti del presente
y un porvenir futuro,
ahí quietos,
en su puesto,
en su lugar,
advierten atentos:
que tu sonrisa apacible y estruendosa
genera mi remanso en la aurora,
y las vitrinas de tu alma
siempre fueron, son y serán
estrellas de mi esperanza
antorchas que no se apagan...
Nuestras almas
vientos de amor que nunca pasan.
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