24 de Mayo 2.014
Triduo en honor a María Auxiliadora
Oh Dios Todopoderoso y Misericordioso, que en defensa
del pueblo cristiano estableciste admirablemente en la Beatísima Virgen María
un perpetuo auxilio; concédenos propicio, que fortalecidos con tal protección,
luchando en esta vida podamos en la muerte, conseguir victoria del enemigo
maligno, por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Merece
un apartado especial la fiesta de María Auxiliadora que como cada año se
celebra el día 24 de mayo.
D.
Antonio
González Robles SDB
MISA A MARÍA AUXILIADORA
HOMILÍA
Carta de Mª Auxiliadora a sus
hijos y hijas de PALENCIA
Querido hijo, querida hija:
En primer lugar quiero decirte que te conozco
personalmente, por tu nombre y tus apellidos. Conozco tu rostro, el color de
tus ojos; tus cualidades y también tus defectillos; conozco tus problemas y lo
que te preocupa. Sé también cuáles son tus proyectos, tus esperanzas, tus
ilusiones... Lo mismo que para una madre cada uno de sus hijos es único y
distinto a los demás, así te quiero yo a ti, tal como eres.
Sé que estás celebrando con otra mucha gente una gran
fiesta en mi nombre. Me siento realmente alagada; pero a la vez un poco
sonrojada, porque yo no soy una mujer que le guste mucho ser el centro de
atención, como muy bien sabes. A mí me gusta la sencillez del hogar, la
sencillez de una visita informal a mi casa; me gusta estar presente en las
fiestas y entre la gente desde atrás, ayudando, poniéndome al servicio de quien
lo necesita, pero sin que se note demasiado. Como en las bodas de Caná. ¿Te acuerdas?
Esto
lo aprendió muy bien mi hijo al que conocéis todos: decía don Bosco a sus
colaboradores: “el bien no hace ruido y el ruido no hace bien”.
Me siento orgullosa de esta casa salesiana de
Palencia, de todos vosotros que me conocéis y me amáis cada día más, de todos
los que os encontráis hoy aquí para honrarme. Lleváis más de 50 años de vida
asociativa. Conozco vuestra vitalidad, creatividad, vuestra capacidad de
organización, vuestros proyectos solidarios explicitados en la Fundación Juan
Soñador, en el buen espíritu salesiano que reina entre vosotros, una Familia
Salesiana como la quería vuestro gran amigo vuestro y mío que lo es Don Bosco.
Ilusión y ganas en hacer el bien no os faltan. No os canséis.
Hay un sentimiento especial que hoy quiero compartir
contigo, y es el de agradecimiento:
- Gracias a ti, por
tantos gestos solidarios como tienes con mis hijos más necesitados, son las
“flores” que más me gustan. El olor de estas flores me recuerda al olor del
hogar de Nazaret, abierto a todos los que me necesitaban.
- Gracias a ti, que
estás participado con tu voz, cantando y animado. Ya conocéis lo que decía otro
hijo mío, San Agustín: “quien canta, reza dos veces”.
Para
acabar. Me gustan las visitas que me haces aquí en la iglesia y en la
tranquilidad de tu casa. Y sobre todo, las visitas que me puedes hacer en las
personas necesitadas que encuentras a tu alrededor. Ésas son las que a mí me
gustan más.
En el ambiente salesiano me llaman Auxiliadora, y es
verdad. Pero ahora te pido yo auxilio a ti: ayúdame a seguir siendo auxiliadora
de todos los hombres y mujeres, sin distinción de raza, lengua, religión…, y me
puedes ayudar siendo tú auxiliador de tus hermanos.
Querido
hijo, querida hija, cuento contigo.
GRACIAS.
María
de Nazaret