miércoles, 20 de agosto de 2014

Discurso a
     Sor Eusebia Palomino



Por
   D. Francisco López Celador






Siendo de Cantalpino, perteneciendo a una familia muy ligada a la obra salesiana, educado en un colegio salesiano y hablando de la Plazuela del Motor, si no cito a Sor Eusebia Palomino, sería un mal nacido. Ese rincón del pueblo, presidido por la estatua de nuestra paisana, que ya da el nombre a la plaza, constituye el tesoro más preciado del que Cantalpino puede presumir. Mirad, yo, que respeto muchísimo a los que ni piensan ni actúan como yo, pretendo ser una persona cristiana. Con muchos defectos, sí,  porque soy humano, pero cristiano de los que no sienten vergüenza al proclamarlo. Y lo digo porque uno tiene que ser feliz a su manera, ya que la felicidad no está en lo que digan los demás, sino lo que  a ti te hace feliz. Pues bien, siempre que puedo, doy gracias a Dios por habernos obsequiado con un alma tan privilegiada como la de Sor Eusebia. Hay que salir de Cantalpino y comprobar cómo, desde cualquier punto de cualquier continente, surgen comentarios exaltando la figura de nuestra futura santa y agradeciendo multitud de favores recibidos. Eso es señal de que la conocen. Yo estoy muy de acuerdo con aquella frase que se esculpió junto a ella el día de su beatificación en Roma, que decía: “Siendo pobre, enriqueció a muchos”.

            Más de una vez, he sentido sana envidia del pueblo de Valverde del Camino. Allí vivió los diez últimos años de su vida pero, oyéndoles hablar de Sor Eusebia, la sienten tan suya que da la sensación de que siempre hubiera vivido con ellos. Hay que reconocer que, después de la congregación de las Hijas de María Auxiliadora, quien más fuerza ha hecho para llevarla a los altares ha sido el pueblo de Valverde del Camino. Y desde aquí debemos agradecérselo ¡y muy sinceramente! Pero desde aquí también, os invito a todos a que seamos verdaderos pregoneros de la devoción a Sor Eusebia.  Entre todos tenemos que conseguir que sea canonizada cuando muchos de los de aquí nos encontramos podamos presenciarlo. No nos cansemos de encomendarnos a ella porque puedo aseguraros que siempre escucha. Aquí la tenemos más cercana, y también a sus Hermanas salesianas, que con tanto mimo conservan todos sus recuerdos. Acercaos  a ellas, vosotros y, sobre todo vuestros niños y niñas. Sentiréis su alegría, su acogida, su disponibilidad, su laboriosidad y su deseo de propagar el carisma y el mensaje de sus fundadores, San Juan Bosco y Santa María  Mazzarello. Por fortuna ya son varias las hermanas nacidas en Cantalpino. Relacionaos con toda la familia salesiana porque, en el intercambio siempre saldréis ganando.

Sé que el año no es bueno, que no hemos salido de la crisis, pero creo conocer a mi pueblo para saber que  siempre ha sido solidario con las obras que merecen apoyo.  Las Hijas de María Auxiliadora, para asegurarse de que el primitivo hogar en el que vino al mundo Sor Eusebia no va a sufrir daño ni modificaciones, se han embarcado en la compra de la última vivienda que limita a esa casa. No les mueve el afán de agrandar su patrimonio, y sí el deseo de conservar intacto lo que va a constituir el mayor foco de atracción que tendrá eternamente este pueblo. Para ello han planificado lo que han llamado “Proyecto Cantalpino” Yo  conozco sus estrecheces económicas y, por eso mismo, me tomo la libertad de invitar a los Organismos Oficiales y a los nacidos en este pueblo a que seamos generosos con la casa salesiana de Cantalpino. Para hacer más fácil esta ayuda, ponen a nuestra disposición una cuenta bancaria para que cada uno, dentro de sus posibilidades, podamos decir un día: “ Me siento orgulloso de haber colaborado a mantener vivo el recuerdo de mi paisana Sor Eusebia”. Con ello, ya veréis, podremos comprobar cómo es cierto aquello que dice el evangelio de “recoger el ciento por uno”.

Debemos comprometernos a difundir la vida y el mensaje de Sor Eusebia allí donde nos encontremos. Para ello hay que empaparse con su biografía, y así, cuando nos pregunten por ella, podremos relatar lo que fue su paso por estas tierras, su empeño en crecer espiritualmente y el vigor que escondía su aparente endeblez  para, en medio de la alegría, entregarse  a los demás. Esa vida en la que uno no sabe dónde termina la realidad y dónde comienza la poesía de su sublime sencillez.

 Bueno, a todos vosotros y a vuestras familias os deseo todo lo mejor. Sé que atravesamos unos momentos difíciles, pero pensad que pertenecemos a una nación que nunca tuvo las cosas fáciles y que, con el esfuerzo de todos, siempre salió adelante. Es fundamental estar unidos, empezando precisamente por los que tengamos más cerca, desterrando envidias y rencores y procurando ayudar a quien esté peor que nosotros. Como dicen los andaluces: “hay que ser buena gente”. Precisamente San Juan Bosco, el santo salesiano, cuando recogía de la calle aquellos pícaros jovenzuelos que no tenían ni hogar ni familia, les educaba en el cariño, la razón y la religión, diciéndoles que, en esta vida, basta con ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos”

             Os decía al principio que no deseo robaros mucho tiempo de vuestra fiesta. Además tampoco quiero convertir este pregón en un sermón, porque para eso ya está vuestro párroco don Anastasio que, además,  lo hace mucho mejor que yo.

Estamos de nuevo en esta plaza y quiero desearos unas felices fiestas. Disfrutad todo lo que podáis, siempre que vuestra diversión no moleste ni ofenda a nadie. No perdáis nunca la alegría y pensad que, allí donde me encuentre, siempre me acordaré de mi pueblo y de todos vosotros, a quienes os tengo por verdaderos amigos. Sed felices y gritad:             ¡¡¡¡  Viva Cantalpino!!!!

  ¡¡¡¡  Viva Sor Eusebia Palomino !!!!

Fco. López Celador.-  Cantalpino, 14 de Agosto de 2014